«todo animal de cuatro y dos patas es, de hecho, un metafísico»
sábado, 8 de noviembre de 2008
martes, 7 de octubre de 2008
lunes, 22 de septiembre de 2008
domingo, 29 de junio de 2008
El Otro
Llegamos al otro por la mirada, que por lo menos en Sartre hace un gran papel. Por mi mismo, sólo soy libertad subjetiva. Pero apenas me mira el otro, me convierto para él en un objeto, el otro dispone de mí, me subyuga. Sólo para el otro soy hermoso o feo, gracioso o parludo, sólo para el otro me convierto en un yo.
Pero también yo trato de objetivar y dominar al otro por mi mirada.
Por eso, la relación fundamental entre los los hombres es la enemistad.
¿No hay una mirada amorosa? ¡No! Porque el amor debería ser permanente- un amor
a plazos no es amor-, debería darse cada vez de nuevo libremente; más es contradictorio y está además amenazado por un tercero.
Así llega Sartre, en el sentido de Freud, a un "sicoanálisis". El conocimiento pasa a ser para él un acto sexual - cognoscere significa las dos cosas - ; por él ( y por mi) se desnuda al otro, yo trato de metermelo dentro de mi y como de tragármelo.
¿COMO LLEGAMOS A SER?
Por la nausea.
Pero también yo trato de objetivar y dominar al otro por mi mirada.
Por eso, la relación fundamental entre los los hombres es la enemistad.
¿No hay una mirada amorosa? ¡No! Porque el amor debería ser permanente- un amor
a plazos no es amor-, debería darse cada vez de nuevo libremente; más es contradictorio y está además amenazado por un tercero.
Así llega Sartre, en el sentido de Freud, a un "sicoanálisis". El conocimiento pasa a ser para él un acto sexual - cognoscere significa las dos cosas - ; por él ( y por mi) se desnuda al otro, yo trato de metermelo dentro de mi y como de tragármelo.
¿COMO LLEGAMOS A SER?
Por la nausea.
sábado, 17 de mayo de 2008
Lo-que-se-muestra-en-si-mismo
(...)La filosofía es una de las formas más altas y difíciles de la comunicación humana. Se sustenta, pues, en la realidad del lenguaje.
Y no sólo por el hecho obvio que se transmite verbalmente, sino porque toda cuestión filosófica está invadida, por decirlo así, por la realidad omnipresente de la palabra. Tal convencimiento no significa en absoluto que el autor de estas investigaciones haya postulado o postule lo que sostenía Wittegenstein, que "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo". De ninguna manera.; y el lector podrá comprobarlo muy pronto. Lo que pretendo decir es que primero, antes que nada, he intentado mirar las cosas desde las palabras. Y esto se ha convertido para mí, no digamos "en un método", sino en un hábito, en una conducta permanente (...)
Humberto Giannini, Desde las Palabras.
Este ha sido un pequeño fragmento, que corresponde al primer parrafo del Prologó del libro citado de Giannini, al leerlo, iba en la micro 224, rumbo a la Universidad, me ensimisme, mientras Americo Vespucio no sé percataba que también es el nombre de una carretera que colapsa cada vez que se encuentra con Vicuña Mackena.
En fin, con esto quiero decir que las palabras no son el límite de mi mundo, es la experiencia misma de nuestra realidad, y sin saberlo, de una experiencia colectiva e histórica; arcaica, a veces.
Son nuestra cotidiania, y no a lo Benedetti....no tan poético, es algo así como despertar, pensar en esa persona y levantarme para ir al baño a ducharme , o a orinar o simplemente, como también podría suceder que no me levante, ya que esta cotidiania se las arregla tenazmente para transgredir los límites que se impone, al igual que las palabras y sus usos linguisticos ( no sé como ponder esos dos puntitos sobre la u) o actos de habla y cosas de esa índole.
Por ende, lo que pretendo es no llegar tarde a comprender las cosas de mi mundo y de mi tiempo, proyecto que jamás un pensador debería perder de vista, y ser UNA ESPÍA AL SERVICIO DE LO ABSOLUTO.
Y no sólo por el hecho obvio que se transmite verbalmente, sino porque toda cuestión filosófica está invadida, por decirlo así, por la realidad omnipresente de la palabra. Tal convencimiento no significa en absoluto que el autor de estas investigaciones haya postulado o postule lo que sostenía Wittegenstein, que "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo". De ninguna manera.; y el lector podrá comprobarlo muy pronto. Lo que pretendo decir es que primero, antes que nada, he intentado mirar las cosas desde las palabras. Y esto se ha convertido para mí, no digamos "en un método", sino en un hábito, en una conducta permanente (...)
Humberto Giannini, Desde las Palabras.
Este ha sido un pequeño fragmento, que corresponde al primer parrafo del Prologó del libro citado de Giannini, al leerlo, iba en la micro 224, rumbo a la Universidad, me ensimisme, mientras Americo Vespucio no sé percataba que también es el nombre de una carretera que colapsa cada vez que se encuentra con Vicuña Mackena.
En fin, con esto quiero decir que las palabras no son el límite de mi mundo, es la experiencia misma de nuestra realidad, y sin saberlo, de una experiencia colectiva e histórica; arcaica, a veces.
Son nuestra cotidiania, y no a lo Benedetti....no tan poético, es algo así como despertar, pensar en esa persona y levantarme para ir al baño a ducharme , o a orinar o simplemente, como también podría suceder que no me levante, ya que esta cotidiania se las arregla tenazmente para transgredir los límites que se impone, al igual que las palabras y sus usos linguisticos ( no sé como ponder esos dos puntitos sobre la u) o actos de habla y cosas de esa índole.
Por ende, lo que pretendo es no llegar tarde a comprender las cosas de mi mundo y de mi tiempo, proyecto que jamás un pensador debería perder de vista, y ser UNA ESPÍA AL SERVICIO DE LO ABSOLUTO.
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