jueves, 4 de junio de 2009

La sonrisa de Mona Lisa

Sigo:

Los tres puntos han sido algo decisivo para cualquier cosa, como por ejemplo:
cuando no se tiene nada que decir,entonces "..."; si se ha dicho mucho, luego "...";
si se ha dicho poco, "..."
Pienso (...) ergo (...) soy.

Solo se dice cuando hay "."
Insisto
Pienso (...) ergo (...) soy (.)

Paradoja de los tres puntos, de lo orgánico,de lo propiamente vivo.
El asalto del punto final hacia el escritor.

¿Quién roba a quien?












8 comentarios:

Dailhar dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dailhar dijo...

"Quizá pueda empezar comentando cuántos números diferentes han encontrado sus campeones defensores. El dos fue exaltado por Pedro Ramus, el cuatro por Pitágoras, el cinco por Sir Thomas Brown, y así sucesivamente. Por mi parte, soy un decidido enemigo del número no inocente; los respeto y estimo en todos sus modos; pero me veo obligado a confesar que me inclino al número tres en filosofía." (C.S.Peirce, "Una Conjetura para el Acertijo", 1887).

Atisbos dijo...

Claro. Para mí los (...) es el silencio imperativo al que fui destinado. Hablo, o escribo, y me doy cuenta de que nunca empecé a decir algo frente a lo cual vislumbré alguna especie de punto. A veces suele ocurrirme que digo palabras sin siquiera pensarlas, y caigo en el ridículo: mi piscina invernal. Tal vez jamás haya punto, sólo convicción política o hastío. Terminaré con una cita de Cioran:

"Una obra está acabada cuando no puede ya ser mejorada, aunque se la sepa insuficiente e incompleta. Se está tan exageradamente fatigado de ella que ya no se tiene el valor de añadirle ni una sola coma, aunque fuese indispensable. Lo que decide el grado de acabado de una obra no es en absoluto ninguna exigencia del arte o de la verdad, es la fatiga, y aún más, el asco."

E.M. Cioran, "De l´anecdote á l´insondable."

Tal vez los (...) sean la expresión más sincera a la que podamos aspirar.

Leche con milo dijo...

Amarrame otra vez

Anónimo dijo...

Aquí siempre escriben los mismos
la Martina a veces saluda a veces no saluda
es como la marea
a veces me pregunto si le gustarán los helados

Hugo Cari a.k.a. Karibeño dijo...

Por tanto, y siguiendo con tu post, podríamos deducir que el abanico de posibilidades que constituyen ser los ramos, representan las condiciones de posibilidades para una definición en general del individuo, en tanto este individuo sea considerado un ente arrojado a la existencia...

(uso tres puntos con el fin de patentar una espera a este comentario)

saludos colega!

Atisbos dijo...

Poner una estatua de Hegel sobre colinas desoladas y oscuras sería lo más cercano a la relación intersexual humana, quiero decir, si llegué alguna vez a Hegel, es porque me dí cuenta que en toda comunidad, más aún, en todos los besos de la comunidad, algo se gana, pero también algo se pierde.

paz reyes saavedra y peo dijo...

martina LOCA xdd
estaba sapiando los conetarios tuyos, dejados en blogs' " amigos"
y me cagué de la risa...
BUENA xd